Tiene un problema en la vista, le dijeron que no podía atajar y se convirtió en la heroína del título de Inglaterra en la Euro femenina

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La Eurocopa Femenina 2025 quedó marcada por una imagen: la de Hannah Hampton, portera de Inglaterra, erigiéndose como la figura decisiva en la final ante España. Su actuación, que incluyó dos penales atajados —uno de ellos a la ya legendaria Alexia Putellas—, no solo aseguró el título para las Lionesses, sino que también puso en primer plano una historia de superación personal que desafía los límites de la lógica médica y deportiva. Hampton, quien padece estrabismo, una afección ocular que afecta gravemente la percepción de profundidad, se convirtió en la heroína de un torneo que la vio desafiar diagnósticos y expectativas. La guardameta del Chelsea logró lo que muchos consideraban imposible: dominar el arco en la élite del fútbol europeo pese a una condición visual severa.

La noche de la final de la Eurocopa Femenina 2025 quedará grabada en la memoria de los aficionados al fútbol. Inglaterra y España empataron 1-1 tras 120 minutos de juego, llevando la definición al dramático escenario de los penales. Allí, Hampton se transformó en la protagonista indiscutible en el segundo título continental consecutivo para las británicas.

El camino de Hampton hacia la final estuvo marcado por actuaciones memorables. En los cuartos de final, frente a Suecia, la portera inglesa volvió a ser clave en una tanda de penales. Detuvo los disparos de Filippa Angeldahl y Sofia Jakobsson, permitiendo que su equipo avanzara a la siguiente ronda. La guardameta afrontó ese partido con la nariz ensangrentada tras una colisión en el área durante el tiempo complementario. “Para ser honesta, realmente no sé qué pasó, todo lo que recuerdo es que fui a buscar la pelota y creo que alguien me dio un codazo”, relató la propia Hampton tras el encuentro.

No era la primera vez que la portera inglesa enfrentaba adversidades físicas en el campo. A lo largo de su carrera, las hemorragias nasales y las fracturas en los dedos se han presentado como consecuencias inevitables de su lucha constante contra la imprecisión visual. Cada intervención bajo los tres palos ha sido, en palabras de The Athletic, un tributo a la singularidad de su mirada y a la determinación con la que desafía los límites de su condición.

El desafío del estrabismo: una batalla desde la infancia

Hannah Hampton nació en Birmingham, Inglaterra, y desde sus primeros días enfrentó un diagnóstico que parecía cerrar las puertas a sus sueños deportivos. El estrabismo, una afección ocular que provoca que un ojo esté desviado respecto al otro, afecta de manera significativa la percepción de profundidad. “No tengo percepción de profundidad, así que no puedo calcular distancias; por eso, ser portera realmente no tiene mucho sentido”, explicó Hampton en declaraciones recogidas por The Athletic.

La portera inglesa convivió con esta condición desde la infancia. Antes de cumplir tres años, ya había pasado por tres cirugías en un intento de corregir el estrabismo, aunque ninguna resultó completamente exitosa. La última intervención, realizada en el Hospital Infantil de Birmingham, es la única que recuerda y, actualmente, Hampton es embajadora de ese centro médico. A los 12 años, tras una revisión médica en el centro de excelencia del Stoke City, recibió un diagnóstico que confirmaba un trastorno en la percepción de la profundidad. El médico del club fue tajante: no tenía sentido que, con esa condición, pudiera jugar como guardameta.






Pese a las recomendaciones médicas de abandonar el fútbol, Hampton persistió. “Simplemente funciona”, afirmó la portera, desafiando las sentencias que, desde el escritorio, parecían inapelables. Se consolidó como una de las mejores porteras de Europa, desmintiendo con cada atajada los límites que otros quisieron imponerle.

La vida cotidiana de Hannah está marcada por los desafíos que impone su condición visual. Acciones simples, como servir un vaso de agua, se convierten en pruebas de precisión. “Cuando sirvo un vaso de agua, lo fallo si no lo estoy sosteniendo… Yo simplemente lo derramo en sus zapatos”, contó la portera en una entrevista en el podcast Fozcast junto al exportero inglés Ben Foster, en diciembre de 2021.

En el terreno de juego, Hampton debió adaptar su técnica para compensar la falta de percepción de profundidad. “Al principio no sabía que tenía ese problema, y muchas veces la pelota me golpeaba en la cara… Tuve que ajustar mi postura inicial para mantener las manos más adelantadas. ¡Atrapar un balón no es nada fácil!”, relató a The i Paper. Esta adaptación fue fundamental para su desarrollo como guardameta, permitiéndole anticipar la trayectoria del balón y reducir el margen de error.

Además del estrabismo, Hampton depende de lentes de contacto: uno para corregir la miopía en el ojo izquierdo y otro para la hipermetropía en el derecho. En un partido contra el Tottenham, experimentó la dificultad de jugar con un lente a punto de salirse. Incapaz de ajustarlo con los guantes puestos, pidió a una compañera que le devolviera el balón y lo pateó lo más lejos posible, jugando con un ojo cerrado hasta que pudo solucionar el problema.

La carrera de la portera en el fútbol profesional es un testimonio de perseverancia y talento. Tras formarse en el centro de excelencia del Stoke City, se afianzó en la Women’s Super League (WSL) durante su etapa con el Birmingham City, donde jugó cuatro temporadas como titular. Antes de la temporada 2021/22, fichó por el Aston Villa y, en 2023, se incorporó al Chelsea.

Así atajó Hannah Hampton contra Suecia (Imagen: X)

En la temporada previa a la Eurocopa Femenina 2025, Hampton logró un triplete doméstico con el Chelsea y recibió el premio Guante de Oro de la WSL, distinciones que consolidaron su estatus como una de las mejores porteras del continente. Su desempeño en la selección inglesa, donde defendió el arco en todos los partidos del torneo, fue clave para que las Lionesses alcanzaran la final y retuvieran el título europeo.

A lo largo de su carrera, Hampton ha compartido abiertamente las dificultades y aprendizajes derivados de su condición. “Quiero cambiar la forma de pensar de las personas, porque a mí me dijeron que no debía estar jugando al fútbol, y aquí estoy, en uno de los niveles más altos a los que se puede llegar”, declaró. Su mensaje, dirigido a quienes enfrentan obstáculos similares, es claro: «Siempre hay esperanza“. Inglaterra lo sabe. Y lo celebra.

El festejo de la guardameta (AP Photo/Alessandra Tarantino)