Este 19 de septiembre se cumplen 70 años del golpe cívico-militar auto denominado “Revolución Libertadora”.
El golpe militar de 1955 fue muy diferente de los otros de nuestra historia. Además del altísimo nivel de violencia empleado por las fuerzas golpistas, tuvo una importante participación de sectores civiles, en especial de jóvenes de las clases medias y altas, estudiantes secundarios y universitarios.
1945-1955 La Revolución en Paz
Contrariando el apotegma marxista de que “la violencia es la partera de la historia”, la Revolución Justicialista fue una revolución totalmente pacifica, que fue modificando y adaptando las normas jurídicas para impulsar las grandes transformaciones políticas, culturales y económico-sociales que se produjeron durante sus diez años de gobierno.
El peronismo tuvo su hecho fundacional 17 de Octubre de 1945. Esa fecha, que expresa la irrupción de las masas trabajadoras en la política argentina, fue un acto pacífico y alegre, donde el símbolo mas disruptivo fueron “las patas en la fuente” de los descamisados. El único hecho de violencia del 17 es la agresión a tiros contra los manifestantes desde el diario Crítica, opositor a Perón, donde cae asesinado el joven Darwin Passaponti, primer mártir del peronismo.
En un contexto de época en el cual las libertades democráticas no eran las que hoy conocemos, el peronismo gobernó con mano dura, pero siempre en el marco de la legislación vigente. A pesar de las permanentes conspiraciones golpistas y actos de terrorismo de los comandos civiles, solo se conoció un muerto por la acción ilegal de policías rosarinos contra el militante comunista Juan Ingallinella el 18 de junio de 1955, dos días después del salvaje bombardeo a Plaza de Mayo.
El largo camino hasta el golpe
En enero de 1951 los gremios socialistas declaran una huelga general ferroviaria, que la misma Evita intenta personalmente desactivar. El 11 de junio la FUA lanza una huelga nacional por el estudiante Mario Bravo que aparece sano y salvo.
El 22 de junio es detenido un grupo de oficiales militares jóvenes por conspiración. El 1° de agosto hay atentados contra líneas ferroviarias.
El 28 de septiembre, el gobierno sofoca el primer alzamiento militar de Menéndez, Lanusse y otros.
El 16 de noviembre de 1951 Perón es reelegido por el 63,5% , por primera vez votan las mujeres.
En febrero de 1952 Perón anuncia un nuevo plan económico. La importación de petróleo por 300 millones de dólares está desequilibrando la economía. Hay cortes de luz, se raciona la energía eléctrica. El 3 de abril fallece Quijano. El 26 de julio fallece Evita.
En 1953 ante las alzas en el costo de la vida, el gobierno lanza una enérgica campaña contra la especulación con clausuras de pequeños y medianos negocios, que lleva a más de 800 comerciantes a la cárcel de Devoto. Este es otro golpe contra la clase media que se identifica con los comerciantes.
El 15 de abril de 1953 los comandos civiles hacen estallar dos bombas en medio de una concentración en Plaza de Mayo provocando 6 muertos y 90 heridos, entre ellos 19 mutilados. Un verdadero acto de terrorismo contra una multitud indefensa.
El 25 de abril de 1954 se realizan elecciones parlamentarias y de vicepresidente, el peronismo repite el 63%. Son las últimas elecciones libres antes del golpe y muestran que el peronismo sigue manteniendo un enorme apoyo popular.
El punto de quiebre con Perón, es la creación en julio de 1954, del Partido Demócrata Cristiano. Su fundación venia inspirada desde el Vaticano y apoyada por EEUU, para contrarrestar la influencia de los movimientos populares en América Latina.
En septiembre del 54 la Iglesia comenzó a competir con la UES, creando el Movimiento Católico de Juventudes de Córdoba bajo la supervisión de Fermín Lafitte que organizó un gran festejo por el día del estudiante.
El conflicto se fue agudizando, hasta que el 10 de noviembre de 1954, en un discurso, Perón acusó a un sector de la Iglesia de conspirar para derribarlo. Nombró a varias organizaciones católicas, tres obispos (Laffitte, Fasolini y Ferreira Reinafe) y veinte sacerdotes (Bordagaray, José López, Julio Treviño, Moreno, Bonamin, entre otros), algunos de los cuales fueron arrestados en los días siguientes.
En el mes de diciembre de 1954 el gobierno produce una batería de medidas administrativas que aceleran y profundizan el conflicto: disolución de la Dirección General de Enseñanza Religiosa, cesantía de los sacerdotes de las cátedras de religión, supresión de los subsidios a los colegios e institutos católicos, clausura del diario católico argentino “El Pueblo”, y reducción de los feriados religiosos.
También el parlamento avanza con leyes modernas que son resistidas por la Iglesia, como la de equiparación de los hijos naturales y la Ley de Divorcio.
Según Mario Rapoport no fue la economía
Respecto el golpe de 1955, el historiador y economista Mario Rapoport ha dicho: “Si excluimos la polémica sobre la firma de un contrato petrolero con la Standard Oil, la caída de Perón en 1955 no se debió a cuestiones económicas sino, ante todo, a una espiral de enfrentamientos políticos con diferentes fuerzas opositoras.”
“A principios del 55 los indicadores macroeconómicos eran favorables. Es cierto que entre 1950 y 1952, debido a políticas erróneas del gobierno, a desequilibrios en la balanza de pagos y a dos fuertes sequías, se produjo una seria crisis. Sin embargo, desde 1953, con un cambio en las políticas económicas y en el ciclo productivo, la economía se había recuperado. El PBI crecía a un promedio anual del 4,5 por ciento y el proceso inflacionario fue contenido: la tasa de inflación bajó del 4 por ciento en 1953 y al 3,8 en 1954. A su vez, la participación de los asalariados en el ingreso nacional alcanzó en ese último año un pico histórico máximo del 50 por ciento.”
El golpe inglés
El académico Alejo Serrano Barbaran publicó hace poco, un muy documentado libro, El Golpe Inglés, sobre la participación de Inglaterra en el golpe de 1955.
Barbaran explica que en 1953, Perón produjo un giro en su política hacia los Estados Unidos que le permitió llegar a acuerdos en potenciales inversiones en materia de petróleo, astilleros y acero. Una de las debilidades más importantes del gobierno peronista era la importación del 50% del petróleo que consumía el creciente desarrollo industrial nacional. Y justamente era Inglaterra la principal proveedora. El acuerdo con la norteamericana Standard Oil tenia como objetivo duplicar la producción local de petróleo. Y lógicamente eso perjudicaba los intereses ingleses.
Una de las primeras medidas de la “Libertadora”, el 29 de septiembre, fue anular el contrato con la Standard Oil y mantener las importaciones inglesas.
Perón también había firmado un convenio entre IAME y Kaiser Motors Corps para crear una sociedad mixta que fabricaría autos en Santa Isabel. Y el Eximbank otorgaba un préstamo de 60 millones de dólares para una acería en San Nicolás. El embajador Nufer de EEUU había establecido una relación muy amigable con el gobierno, al punto de ser criticado por peronista.
Barbaran (coincidiendo con otros autores) concluye que el golpe de 1955 no fue impulsado por EEUU.
Gran Bretaña, hasta fines de la Segunda Guerra Mundial, había sido la potencia imperialista con mayor influencia en la economía argentina. Influencia que comienza a perder con la llegada del peronismo al poder. Si bien ferrocarriles, carnes, petróleo, fueron temas de conflicto con los ingleses, hay un tema poco difundido pero que Barragan expone con mucha claridad, tanto o mas importante que los anteriores: la cuestión Malvinas y su proyección antártica.
Entre 1946 y 1948 Argentina desplegó un plan de ocupación del territorio antártico y firmo acuerdos con Chile para realizarlos de forma conjunta. Esto dio inicio a una fuerte disputa con los intentos británicos de ocupación, que tuvo episodios de incidentes militares. En 1949, el coronel Hernán Pujato, presentó a Perón un detallado plan de acción que incluía la instalación de bases científicas y poblacionales en la Antártida, así como la creación de un instituto científico a efectos de investigación. Como resultado de la labor de Pujato para 1955 Argentina en colaboración con Chile tenia 30 bases científico-militares en la Antártida. En septiembre de 1954 Churchill pidió un plan para expulsar las bases argentinas y chilenas de la Antártida que entre las opciones incluía eliminarlas en una operación de guerra. Plan que no fue necesario porque en 1957 las bases argentinas se habían reducido de las 30 existentes en 1955 a solo 8. La “Libertadora” había cumplido con los deseos de su real majestad británica.
Años después el almirante Rojas dirá que “en la revolución no recibimos apoyo material de los británicos, pero sí su agrado y apoyo moral”.
Según documenta Barbaran quien manifestó un apoyo activo a la “libertadora” fue el gobierno uruguayo, para el cual el derrocamiento de Perón se convirtió en una política de estado, al punto que el canciller uruguayo Santiago Rompani intentó armar un bloque regional antiperonista con otros países de la región. Sin lugar a dudas, la diplomacia británica estuvo detrás de esa política uruguaya, según toda la información presentada en el libro El golpe inglés.
La masacre de Plaza de Mayo
En 1955 la confrontación Peronismo-Iglesia ya no tenia retorno. Los sacerdotes usaban los púlpitos para dedicar discursos contra el gobierno. El gobierno devolvía la gentileza con denuncias y detención de los más díscolos.
Los conspiradores en el Ejército y la Armada cierran lazos con la dirigencia política opositora y comienzan acelerar los planes de golpe.
El 11 de junio se realiza la procesión del Corpus Christi, que se transforma en una masiva manifestación opositora. La gran participación popular en este acto da la señal de que la situación está madura para el golpe.
Los conspiradores contaban con el apoyo del Capitán de Fragata Néstor Noriega, Jefe de la Base de Aviación Naval de Punta Indio, y del capitán de fragata Juan Carlos Argerich, al mando del Batallón 4 de Infantería de Marina. El plan era que los aviones de Punta Indio bombardeasen la Casa Rosada para matar a Perón y tras ellos la Infantería de Marina apoyados por los comandos civiles tomarían la casa de gobierno y asumiría un triunvirato civil compuesto por Américo Ghioldi (socialista) Zavala Ortiz (radical) y Adolfo Vicchi (conservador) .
El bombardeo comenzó a las 12:40 hs cuando el capitán Néstor Noriega arrojó la primera bomba de 100 kg. sobre la Casa Rosada, y la segunda sobre un trolebús en Paseo Colón frente al actual Ministerio de Economía. Luego los pilotos navales, al paso de tres oleadas con sus aviones, en un total de 28 naves, arrojaron 14 toneladas de explosivos sobre la Casa de Gobierno y otros sectores de la Ciudad de Buenos Aires.
El plan de matar a Perón y tomar la Casa Rosada fracasó. Las bombas cayeron sobre centenares de inocentes transeúntes en los alrededores de la Casa Rosada, que al final del día sumarían 309 muertos y más de 800 heridos.
Esa noche, producto de la brutalidad y el ensañamiento demostrado por el antiperonismo, grupos espontáneos reaccionaron prendiendo fuego algunas iglesias del centro de Buenos Aires.
Sin dudas la escena de la ciudad bombardeada y cientos de heridos y cadáveres en las calles, fue un duro impacto en el ánimo de Perón quien, todavía en el fragor de los combates, le pidió a la dirigencia de la CGT que los trabajadores no se acerasen a Plaza de Mayo para evitar ser masacrados por las bombas y la metralla.
A partir de allí, Perón ingresa en un terreno de dudas sobre cual actitud tomar. La primera es un llamado a la pacificación, con la intención de sacarle el apoyo civil y eclesial a los conspiradores militares. En julio y agosto se abren los micrófonos de la cadena nacional la dirigencia opositora, Frondizi, Balbín, Alende y Solano Lima usan la oportunidad para seguir criticando al gobierno y apañando a los violentos.
Los comandos civiles realizan atentados a unidades básicas y locales sindicales. En Buenos Aires producen al menos una docena de atentados contra policías de custodia en templos y escuelas, con un saldo de tres policías asesinados. El 20 de julio Diego Muñiz Barreto vuela con explosivos la Escuela Superior Peronista.
Los cambios de gabinete y los pedidos de pacificación no dan frutos. Los conspiradores lo toman como síntoma de debilidad. El 8 de agosto la CGT ofrece al Ejército sumar trabajadores como reservistas. Es mas un gesto, que una opción real de crear “milicias obreras”. Para Perón, desde su formación militar, la violencia y la guerra eran tarea de profesionales y no de grupos voluntariosos improvisados.
En esos días, Perón y los miembros del gobierno están dudando qué camino tomar, si desatar un baño de sangre ejemplificador o intentar llegar a acuerdos con la oposición civil y la iglesia.
Vuelvo a recordar el inicio de esta nota. De 1943 a 1955 Perón había transitado muchos momentos de oposición y tensión extrema, pero siempre los había resuelto sin tener que apelar ni a la violencia, ni a poner vidas en riesgo de propios o de sus adversarios. Hasta el final de su vida en 1974 no se cansará de repetir: “Los ingredientes de la revolución son siempre dos: sangre o tiempo, si se emplea mucha sangre se ahorra tiempo, si se emplea mucho tiempo se ahorra sangre…. Pero siempre es una lucha y yo soy partidario de gastar tiempo y no gastar sangre inútilmente.”
“El golpe del Cristo Vence”
El 16 de septiembre de 1955 a las 00:00 horas el general Eduardo Lonardi sublevó la Escuela de Artillería de Córdoba, dando inicio a la rebelión.
Así relata los acontecimientos Perón en su libro “La fuerza es el derecho de las bestias”: “En Río Santiago unidades de la Escuela Naval sublevada habían pretendido salir de la base y atacar la ciudad de Eva Perón siendo detenidos por la policía de Buenos Aires.”
“En Curuzú Cuatiá (Corrientes), habíase producido un conato de sublevación en la Escuela de Blindados, siendo sofocada y dominada inmediatamente.”
“El día 17 de septiembre la situación general era absolutamente favorable, si bien continuaba la lucha en Córdoba, en Río Santiago se había detenido. Durante el día se tuvo la noticia de que la escuadra se había puesto en marcha, saliendo de Puerto Madryn hacia el norte.”
“El día 18, en Bahía Blanca las fuerzas de Infantería de Marina han ocupado la ciudad (…). La escuadra, ha bombardeado la ciudad de Bahía Blanca, destruido las plantas compresoras de gas, las usinas y parte de la población.”
“La ciudad de Mar del Plata también ha sufrido los efectos del bombardeo intenso de la escuadra y la aviación rebelde.”
“El día 18 de septiembre a la noche la escuadra sublevada amenaza con el bombardeo de la ciudad de Buenos Aires y la destilería de Eva Perón. Lo primero de una monstruosidad sin precedente, y lo segundo, la destrucción de diez años de trabajo y la pérdida de cuatrocientos millones de dólares.”
“La situación militar era ampliamente favorable, pues desplegadas las fuerzas sólo era cuestión de tiempo y de lucha para someter a los focos rebeldes de Córdoba y Bahía Blanca.”
“Sin embargo, me preocupaba la amenaza de bombardeo de la población civil en la que seguramente perderían la vida miles de inocentes que nada tenían que ver con la contienda. Ya había Buenos Aires presenciado la masacre del 16 de junio de 1955, cuando la aviación naval bombardeó la Plaza de Mayo y ametralló las calles atestadas de gente, matando e hiriendo a mansalva al pueblo indefenso. Era de pensar lo que ocurriría en un bombardeo indiscriminado, sobre una ciudad abierta, sometida a la acción combinada de los cañones navales y las bombas aéreas.”
“Influenciaba también mi espíritu la idea de una posible guerra civil de amplia destrucción y recordaba el panorama de una pobre España devastada que presencié en 1939. Muchos me aconsejaron abrir los arsenales y entregar las armas y municiones a los obreros que estaban ansiosos de empuñarlas, pero eso hubiera representado una masacre y, probablemente, la destrucción de medio Buenos Aires. ”
“Siempre he pensado que la misión de un gobernante es la custodia de la Nación misma. Su objetivo deberá ser siempre el bien de la Patria. Todos los demás objetivos son secundarios frente a éste. Se trataba entonces de elegir la resolución que mejor conformara a ese principio.”
“En nuestra doctrina habíamos establecido claramente que la escala de valores justicialista era: primero, la Patria; luego el movimiento y después los hombres. Se trataba simplemente de cumplirlo.”
Las diferentes interpretaciones de la actitud de Perón
Sobre el golpe de 1955, existe un debate entre dos interpretaciones, el de los pensadores de izquierda que critican la decisión de Perón por no “darle armas al pueblo”. Y la de quienes entendemos como correcta la decisión de Perón, de no haber iniciado una guerra civil en nuestra patria.
Para la izquierda, la tensión y la critica a Perón y el peronismo, siempre va a estar en el eje de lo que el pensamiento marxista considera correcto, la lucha de clases, la toma violenta del poder y la posterior dictadura del proletariado. Este razonamiento crítico tiene varios ejes: el evitismo, que consiste en imaginar una Evita en contradicción con Perón, que “quiso armar milicias obreras”. La crítica a Perón por no haber ahogado en sangre la rebelión setembrista. El cuestionamiento al Perón del exilio por no afincarse en la Cuba de Fidel. Y finalmente el cuestionamiento al último Perón del 73-74, por no aceptar la conducción de la “vanguardia revolucionaria montonera” y la construcción del socialismo a la cubana.
Muchos de los intelectuales de izquierda que cuestionan a Peron por no haber ahogado en sangre la rebelión, en 1955, militaban en la oposición al peronismo y hubieran sido los primeros en sufrir las consecuencias de la represión. Solo en Córdoba había entre 1500 a 3000 jóvenes estudiantes secundarios y universitarios en armas apoyando la rebelión. El general Iñiguez tenia la ciudad cercada y el golpe final era masacrar a esos jovencitos alzados en armas.
Cuando se habla livianamente de guerra civil no se toma real dimensión de lo que se trata. La guerra civil enfrenta hasta las mismas familias donde siempre existen adhesiones a uno y otro bando. España tuvo cerca del millón de muertos y centenares de miles de exiliados y expatriados. La revolución mexicana (1910-1920) tuvo más de un millón de muertos.
Peróon, entre el tiempo y la sangre, optó por el tiempo. Dieciocho años después regresó a la Argentina y al poder con la propuesta de construir la unidad nacional y un proyecto común que dé cabida a la gran mayoría de los argentinos, por encima de las banderías políticas. Balbin, Frondizi, Alende, Solano Lima, justamente los principales dirigentes opositores en 1955, también habían madurado en su pensamiento y depuesto viejos odios y rencores.