Isabel Allende recordó sus años de exilio: “Llevaba la tristeza de las ganas de volver, uno nunca desempaca”

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Isabel Allende recordó sus años de exilio. (Foto AP)

En su visita a la Argentina, la escritora Isabel Allende presentó su flamante novela histórico-romántica Mi nombre es Emilia del Valle. En este libro, la escritora chilena tocó temas como la memoria, la historia o el exilio, y contó que se inspiró en la guerra civil chilena de 1981. Además, habló del profundo desarraigo que sintió cuando se vio obligada a partir rumbo a Venezuela: “Uno en el exilio nunca desempaca la maleta. La deja a medio armar, siempre mirando para atrás”.

La protagonista de su último libro, Emilia, es una mujer libre que busca conseguir todo aquello que se proponga, aunque ello implique sobrevivir a la guerra civil chilena que tuvo lugar en 1891, la cual, afirma la autora, “tiene muchos paralelos con lo que ocurrió más adelante, en 1973”.

Durante un diálogo con Luis Novaresio al aire de A24, la escritora analizó ambos hechos históricos, Allende aseguró: “Lo que sucedió en 1891 en la guerra civil en Chile tiene un eco tremendo con lo que pasó años más tarde en 1973. En las dos oportunidades hubo un presidente elegido, progresista, que dentro del marco de la Constitución quiso hacer grandes reformas e incorporar más al pueblo. Se encontraron con una oposición feroz”.

“Intervinieron potencias extranjeras: los Estados Unidos y Gran Bretaña, en el primer caso. Y las fuerzas armadas intervinieron también. En el primer caso, se dividieron: el Ejército fue con el Gobierno de Balmaceda y la Marina se fue con la oposición. El resultado fue una guerra civil en que murieron más chilenos y de la manera más brutal que en la guerra de cuatro años y medio contra el Perú y Bolivia”, agregó.

“Y en 1973, hubo también un presidente progresista, Allende, que quiso hacer cambios dentro de la democracia y la Constitución, pero se encontró con una oposición tremenda. En este caso, las fuerzas armadas no se dividieron. El resultado fue un golpe militar y 17 años de dictadura. En las dos oportunidades, el presidente prefirió suicidarse antes que rendirse. Entonces, es como que se cerró un círculo, no sé, a mí me pareció tan brutal”, continuó.

'Mi nombre es Emilia del Valle', la nueva novela de Isabel Allende

Isabel Allende, que nació el 2 de agosto de 1942 en Lima, Perú, durante el servicio diplomático de su padre chileno, vivió parte de su infancia y juventud en Chile, país al que regresó después del divorcio de sus padres.

En 1973, tras el golpe militar en Chile, se exilió primero en Venezuela y luego en Estados Unidos, donde reside desde fines de la década de 1980 y continuó desarrollando su carrera literaria.

El exilio marcó un antes y un después en su vida. Al recordar el instante en que abandonó Chile, la escritora relató: “El primer recuerdo fue cruzar la cordillera en avión, verla desde arriba y saber que todo había cambiado, que era una encrucijada, sin vuelta”.

El arribo a Venezuela estuvo teñido de dolor y nostalgia, a pesar de la calidez del país de acogida. “Llegué llorando. Los primeros años fueron muy difíciles, porque aunque estaba en un país alegre, generoso, rico, que recibía a miles de inmigrantes y había miles de oportunidades, yo llevaba Chile pegado. Llevaba la tristeza de las ganas de volver”, confesó la autora.

La experiencia del exilio, según su testimonio, se diferencia radicalmente de la migración voluntaria: “Uno en el exilio nunca desempaca la maleta. La deja a medio armar, siempre mirando para atrás. Por las dudas. Ese es el destino del refugiado”, explicó.

La escritora profundizó en la distinción entre quienes huyen y quienes emigran por elección: “Cuando te vas como inmigrante te vas mirando hacia adelante, para armar un futuro. O sea, olvidas el pasado. No andas con la llave de tu casa en el bolsillo, la llave de la casa que dejaste. El pasado se borra y quieres que tus hijos se formen en este país, salgan adelante. Vas mirando al futuro”.

Allende habló del profundo desarraigo que sintió cuando se vio obligada a partir rumbo a Venezuela

A lo largo de su trayectoria, Allende publicó más de una veintena de obras traducidas a múltiples idiomas, entre las que destacan “De amor y de sombra”, “Eva Luna”, “El plan infinito”, “Paula” y “La suma de los días”.

Sus textos abordan temas como la memoria, la identidad, la historia latinoamericana y los derechos de las mujeres. Allende es además una figura comprometida con causas sociales y humanitarias; en 1996 fundó la Fundación Isabel Allende para la defensa y empoderamiento de mujeres y niñas.

La autora chilena reconoció que su compromiso con el feminismo es una convicción que la acompaña desde la infancia. “Soy feminista desde que nací. Tenía cinco años y ya era feminista. Ahora, ya no es sexy ser feminista, pero a mí me importa un cuete porque a mi edad, ¿qué importa ser sexy?”, expresó.

Al profundizar en el origen de esa conciencia, Allende rememoró la vulnerabilidad de su madre y la estructura patriarcal que marcó su niñez: “No existía la palabra feminismo, pero rebelarme contra la autoridad, rebelarme contra el patriarcado, tratar de defender a mi madre, que la veía muy vulnerable”.

“Mi padre abandonó a mi madre cuando yo tenía menos de tres años. Mi mamá tuvo tres niños, uno cada 11 meses. Yo tengo dos hermanos menores. Mi padre no alcanzó a conocer al menor, porque se fue antes. Entonces, mi mamá era una mujer joven, linda, educada en una clase social donde no había la posibilidad de que ella trabajara. Vivía amparada en la casa de su padre, pero vivía de la caridad del padre, no tenía plata para comprarnos un helado. Mi abuelo pagaba los colegios y pagaba los uniformes y todo, pero mi mamá era muy vulnerable. No tenía nada. No creo que yo lo pudiera poner en palabras, pero lo veía. Cuando yo tenía seis años, dice mi mamá, me decían: ¿Qué quieres ser cuando grande? Mantenerme sola”, concluyó.