La reciente declaración de bancarrota de John Barnes, una de las figuras más reconocidas del fútbol inglés, ha generado un fuerte impacto en el ámbito deportivo y financiero del Reino Unido. El exfutbolista, de 61 años, fue declarado en quiebra después de que su empresa, John Barnes Media Limited, acumulara deudas superiores a USD 1.9 millones. La orden fue emitida el 23 de septiembre por el Tribunal Superior de Justicia, tras una petición presentada por la HM Revenue & Customs (Agencia Tributaria británica) a principios de agosto, y el aviso oficial se publicó en la London Gazette.
El proceso judicial reveló que la mayor parte de la deuda corresponde a obligaciones fiscales impagas. Según el informe más reciente de los liquidadores, la empresa debía USD 984.000 en concepto de IVA, contribuciones a la seguridad social y retenciones salariales. Además, la lista incluye USD 585.000 a acreedores no garantizados, un préstamo de directores por USD 286.000 y costes de liquidación que ascienden a USD 72.000.
Durante los últimos ocho años, el ex extremo ha estado devolviendo dinero a la Agencia Tributaria para saldar sus deudas. El mes pasado se supo que enfrentaba una nueva amenaza de bancarrota, lo que finalmente desembocó en la orden judicial. Los problemas fiscales de Barnes se remontan al menos a 2010, año desde cuando ha recibido múltiples peticiones de quiebra. En 2023, logró evitar una declaración similar al resolver a última hora una factura fiscal personal de USD 302.000.
En una intervención reciente en el pódcast All Things Business, Barnes abordó el impacto personal de su situación financiera. “Aparte de unas cuantas noches sin dormir, no ha tenido un gran impacto en mí porque ves cómo está el mundo. Ves a personas que lo pasan mucho peor que yo”, afirmó. Explicó que gran parte de su trabajo actual está destinado a generar ingresos para pagar a la Agencia Tributaria (alrededor de USD 12.700 mensuales a este fin). “Lo he reducido, pensé que lo había reducido a un año, así que esta nueva situación es un golpe”, reconoció.
Barnes también reflexionó sobre el origen de sus dificultades económicas. Recordó que fue el primer futbolista en Inglaterra en percibir un salario de USD 12.700 semanales, lo que le permitió disfrutar de una posición financiera privilegiada durante varios años. Sin embargo, admitió que, como otros deportistas de élite, “confié en personas equivocadas y fui víctima de engaños”, lo que le llevó a perder entre USD 1,27 y 1,90 millones en un periodo de cuatro años. “En 2017, comencé a hablar con la HMRC sobre lo que podía hacer para devolver lo que debía”, relató.
Tras su retiro en 1999, Barnes desarrolló una carrera como entrenador en equipos como Tranmere, Celtic y la selección de Jamaica. Además, trabajó como comentarista y publicó un libro en 2021, diversificando así sus actividades profesionales tras dejar el fútbol profesional.
Con pasado en el Watford, Liverpool, Newcastle y Charlton, deslumbró por su potencia y capacidad de desequilibrio, lo que lo llevó a jugar en la selección inglesa entre 1983 y 1995: disputó 79 partidos y anotó 11 goles. Su ingreso en el duelo por los cuartos de final del Mundial de México 86 ante Argentina quedó en la memoria de los fanáticos: sus desbordes pusieron en aprietos al campeón, que había sacado dos goles de ventaja por la magia de Maradona. Barnes asistió a Gary Lineker en el descuento y el 2-1 sentenció la suerte de los británicos.
La experiencia de Barnes pone de manifiesto los riesgos a los que se enfrentan muchos deportistas de alto nivel al gestionar sus finanzas tras la retirada, especialmente cuando las decisiones de confianza y asesoramiento no resultan acertadas.