Hacinamiento y con problemas de control interno: cómo es la cárcel peruana donde “Pequeño J” espera su extradición bajo un régimen de resguardo especial

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Luego de ser capturado por la Policía Nacional del Perú, tras un trabajo articulado con la Policía bonaerense, Tony Janzen Valverde Victoriano, más conocido como “Pequeño J”, fue alojado en la cárcel de Cañete, ubicada a 144 kilómetros de Lima, por disposición del Instituto Nacional Penitenciario del Perú (INPE).

El joven de 20 años, señalado como el autor intelectual del triple femicidio narco de Morena Verdi, Brenda del Castillo y Lara Gutiérrez, fue alojado en ese establecimiento bajo resguardo especial, luego de recibir 90 días de prisión preventiva, con fines de extradición pasiva.

Aunque la prisión no es de máxima seguridad, fue internado en el área de observación, un espacio donde los reos son derivados para el resguardo inicial. No es un pabellón común: hay mayor vigilancia y control en esa zona.

El ingreso de Pequeño J a la cárcel de Cañete, en Perú

Ante la llegada del nuevo interno, el INPE realizó una producción de fotos y videos que difundió a través de sus redes sociales.

En las imágenes se puede ver al presunto jefe narco esposado, en ojotas y con un toallón sobre los hombros. Se lo observa calmado mientras imprime sus huellas en los registros y camina entre las celdas de la prisión.

Se trata de la primera vez que “Pequeño J” pisa una cárcel, ya que carece de antecedentes en Perú y en Argentina, pese a pertenecer a una familia ligada a los delitos violentos. En La Libertad de Trujillo, su ciudad natal, florecieron bandas criminales como “Los Pulpos” y otras facciones más pequeñas pero no menos feroces.

En tanto, la prisión preventiva ordenada por el juez Cristhian Rafael Chumpitaz Pariona, quien consideró que existen elementos para creer que el imputado podría abandonar el territorio peruano en cualquier momento o intentar evadir el proceso judicial, fue apelada por el abogado del imputado, Carlos Sandoval.

Al tomar la palabra durante la audiencia desarrollada el martes pasado, el defensor dijo que su cliente es inocente y reconoció que en Argentina se siente indefenso. “Mi patrocinado no ha sido parte de este triple asesinato. Mi patrocinado es inocente de todas estas acusaciones”, aseveró Sandoval.

Cómo es el penal

Pequeño J, esposado y en ojotas

La cárcel de Cañete, o Penal de Cantera, se ubica en el distrito de Nuevo Imperial, en la provincia de Cañete, región Lima, Perú. Este centro penitenciario es de mediana seguridad y forma parte de los establecimientos administrados por el Instituto Nacional Penitenciario (INPE).

Aloja principalmente a personas procesadas o condenadas por delitos comunes, como robo, homicidio, lesiones, tráfico ilícito de drogas y delitos contra el patrimonio.

No es un penal de máxima seguridad, por lo que no suele albergar a jefes de organizaciones criminales de alto perfil ni a condenados por terrorismo.

De acuerdo a los números del INPE, registra altos niveles de hacinamiento y dificultades para mantener el control interno, por lo que los traslados suelen realizarse para aliviar los pabellones.

De acuerdo con un informe publicado por el diario El Comercio, aloja a entre 1900 y 2000 personas, lo cual refleja una superpoblación de entre 160% y 200%, uno de los índices más altos del sistema penitenciario peruano.

De esta manera, el espacio para cada interno es mínimo y el acceso a agua potable, alimentación adecuada y atención médica es limitado.

En los operativos de requisa se suelen incautar drogas, licor artesanal, celulares, armas blancas y otros objetos prohibidos.

Por último, cuenta con programas educativos para su población. El penal forma parte del programa “Cárceles Productivas”, con talleres de cuero y panadería, donde los internos pueden aprender oficios y trabajar en la producción de pan, billeteras, morrales y carteras.

Las claves del caso

Morena Verdi (20), Brenda del Castillo (20) y Lara Gutiérrez (15) desaparecieron el viernes 19 de septiembre, luego de subir, por propia voluntad, a una camioneta Chevrolet Tracker blanca, que fue captada por cámaras de seguridad. Las víctimas creían que iban a una fiesta. El vehículo había sido robado y tenía una patente falsa.

Cinco días más tarde, el miércoles 24 de septiembre por la madrugada, los tres cuerpos fueron hallados en una fosa cavada en el jardín de una casa en Florencio Varela, con distintas lesiones que daban cuenta de que habían sido torturadas antes de ser brutalmente asesinadas.

En el transcurso de la investigación, se detuvo a nueve personas. Cuatro de ellas, ligadas a la propiedad donde se cometieron los crímenes. Una de ellas, dio el alias de Pequeño J y el nombre de Matías Agustín Ozorio, sindicado como ladero del presunto jefe de la banda.

Ambos fueron detenidos el jueves pasado en diferentes puntos de Lima.

El resto de la nómina de arrestados la completan el remisero Víctor Sotacuro, y su sobrina Florencia Ibáñez. Ambos viajaban en el auto que habría actuado como apoyo y en el que se habría trasladado Ozorio.