El incendio de Ezeiza destruyó la empresa del esposo de Maglietti: “Fue la impotencia de ver el trabajo de toda una vida prendiéndose fuego”

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El viernes por la noche, un feroz incendio arrasó gran parte del polígono industrial de Ezeiza, en la provincia de Buenos Aires. En medio del caos y la angustia, Alejandra Maglietti —abogada, panelista del programa Bendita TV y ex modelo— ofreció su testimonio en diálogo exclusivo con Infobae en Vivo, donde describió la magnitud de la tragedia que golpeó a Plásticos Lago, la fábrica familiar de su esposo. “Fue la impotencia de ver el trabajo de toda una vida prendiéndose fuego ante tus ojos”, declaró, visiblemente afectada por la destrucción que presenció el fin de semana.

Estas declaraciones fueron realizadas en diálogo con Infobae en Vivo, durante el programa de la mañana, que cuenta con la conducción de Gonzalo Sánchez, María Eugenia Duffard, Ramón Indart y Cecilia Boufflet. En este contexto, Maglietti narró de forma conmovedora los momentos de zozobra vividos desde que la familia recibió la noticia del incendio que destruyó casi en su totalidad el establecimiento dedicado a la fabricación de envases plásticos, un emprendimiento iniciado décadas atrás por su suegro y continuado hoy por su pareja junto a su hermano.

La noche del viernes marcó un antes y un después para Plásticos Lago y para las familias de los trabajadores y propietarios del polo industrial de Ezeiza. Maglietti dio cuenta del desconcierto inicial: “Nos enteramos de la explosión, del incendio, de lo que estaba pasando; él —su esposo, Juan Manuel Lago— estaba volviendo, estaba en la autopista cuando le avisaron, así que fue uno de los primeros en llegar al lugar”. El fuego avanzó con rapidez y devastó todo el establecimiento: “Ayer estuve dando una vuelta por ahí, fui a verlo. Realmente fue un momento de mucha angustia, porque imaginate que los domingos íbamos ahí a ver que esté todo bien, a tomar mate, y encontrarme con esa situación fue muy angustiante para nosotros. Imaginate para él. Yo estoy con un bebé de tres meses, así que imaginate lo que implica para nosotros lo que pasó”.

El incendio no solo consumió instalaciones y maquinaria, sino también años de esfuerzo y sacrificio familiar. Maglietti puso el acento en la dimensión humana y emocional de la tragedia: “Ellos se quedaron sin su papá, que fue quien comenzó con la empresa hace muchos años, cuando tenían veinte años, y él y su hermano llevaron adelante este emprendimiento. Esta empresa les costó tanto esfuerzo, tanto tiempo, tantas horas de trabajo, tanta gente que trabaja allí, tantas familias que dependen de ellos, la responsabilidad con la que llevaron adelante todo, y que pasara esto fue… No, es una catástrofe. Todavía no lo podemos creer”.

Desde el inicio de la emergencia, la preocupación de Maglietti fue múltiple: proteger a su esposo, cuidar a su bebé y tratar de informarse sobre lo que estaba ocurriendo. “Fue un momento de mucha zozobra para mí, porque no sabía lo que estaba pasando. Yo no podía llegar, la autopista estaba cortada, quería ir. Lo primero que quise hacer fue ir al lugar porque sabía que él estaba ahí. Me dijo que no, que no vaya de ninguna manera, que me quedara cuidando al bebé, y a medida que iban pasando las horas, iba tratando de enterarme de algo, pero el miedo de que les pasara algo… Gracias a Dios fue un milagro que no estuviéramos contando víctimas fatales, porque realmente el fuego fue muy grande”.

Al homenajear la tarea de los bomberos y de las autoridades municipales, Maglietti hizo un especial reconocimiento: “Hay que decirlo de una manera muy valerosa, porque hicieron un trabajo magnífico. Si no se propagó más el fuego, fue por el trabajo que hicieron ellos. También desde la intendencia estuvieron a disposición”.

En la charla con el equipo periodístico de Infobae en Vivo, la panelista reconstruyó lo que vio con sus propios ojos: “No podía creer lo que estaba viendo, porque es un polo que conozco, porque en estos años siempre… Hasta los domingos, quizás el paseo era ir ahí, estar ahí, y encontrarme con la destrucción que vi… No me lo imaginé jamás. Jamás. Era una zona como de guerra, de lo que implicó la catástrofe. Es algo que nadie se imagina”.

El relato profundizó en el lazo afectivo construido entre la familia y la fábrica: “No es común que los dueños vayan a tomar mate a la fábrica a ver cómo está todo. Yo lo acompañaba, él estaba trabajando, lógicamente. Es un trabajo muy demandante, trabajan veinticuatro siete todos los días de la semana. Los domingos no paran nunca. Podemos estar un sábado a las tres de la mañana y mi marido está mirando las máquinas, a ver si todo está funcionando bien”.

El incendio se propagó de forma descontrolada a pesar de los esfuerzos de los equipos de emergencia. Para Maglietti, la angustia fue aún mayor porque el lugar afectado no solo era un espacio de trabajo, sino también un ámbito de encuentro y pertenencia: “Para mí sigue siendo una fábrica modelo, por el esfuerzo y porque está impecable por donde la mires”. La pérdida resulta más devastadora aun porque, según su testimonio, detrás de la empresa hay un entramado de relaciones y afectos: “No solamente estamos hablando de empresarios que están afectados, no se trata solo de eso. Hay más personas que hoy fueron el lunes a trabajar y se encontraron con que no había nada”.

Consultada sobre la cantidad de trabajadores afectados directamente por la tragedia, Maglietti precisó: “Ciento veinticinco, aproximadamente”. La planta había reducido su número de operarios en el momento crítico debido a que el incendio estalló durante un turno nocturno, por lo que “no eran tantos, estaban en la zona más de adelante, no había gente en el depósito, que fue la zona que se afectó”. Aun así, el golpe para los empleados y sus familias es inmenso.

El compromiso inmediato de la familia Lago fue buscar soluciones y continuar adelante pese al escenario adverso: “Está en reuniones, sobre todo, viendo cómo más allá del seguro, lo importante es que necesitan ayuda para seguir con la actividad. Es lo que aman hacer de toda la vida. No lo van a dejar de hacer por cobrar un seguro”.

Además, remarcó el impacto que la catástrofe tuvo sobre la cadena de pequeñas y medianas empresas vinculadas a la actividad: “No solamente se trata de las personas que trabajaban de manera directa en la fábrica, sino todas las empresas que dependen de los envases que producían aquí. Hay entregas, compromisos asumidos. Lo vi claramente cuando estuve ahí y vi los envases esperando para ser enviados a los clientes. Eso también fue doloroso”.

Maglietti se refirió a la solidaridad mostrada por otras familias empresarias del polo industrial: “No es que uno se imagine que afectó a grandes capitales: afectó a familias. Porque conocemos a los dueños de las otras empresas que están afectadas. Son personas que con mucho esfuerzo llevaron adelante el trabajo y le dan trabajo a un montón de gente. Entonces parece, ¿viste?, que fueran como que no tienen rostro, y hay que ponerle cara a las personas que están sufriendo esto, porque son familias que hoy están muy tristes”.

La entrevistada insistió en el importante lazo forjado entre empleadores y empleados como una segunda familia: “Fueron muchos empleados a acompañar, se comunicaron con él. Mucha gente muy triste, muy afectada, porque también aman la empresa, porque trabajan ahí, ya se genera un vínculo familiar de tantos años”.

Consultada sobre los pasos a seguir, Maglietti subrayó la determinación del grupo familiar y los trabajadores de reorganizarse y salir adelante: “Están tratando de salir. Es muy fuerte enfrentarse con la realidad. Hay que seguir, hay que reconstruir. Más allá de la tristeza, hay una responsabilidad social, hay familias detrás”.

Durante la conversación con el equipo de Infobae en Vivo, se reflejó en todo momento la dimensión social de la catástrofe y la necesidad de sostener a los afectados. Los obstáculos inmediatos giran en torno a la reconstrucción de la planta, la continuidad laboral de los empleados y la reactivación de la cadena de proveedores y clientes.

El incendio de Plásticos Lago terminó por convertirse en una suerte de símbolo de la fragilidad de los proyectos familiares frente a las adversidades imprevistas. La pérdida física de la infraestructura se combina con heridas emocionales profundas, con la incertidumbre respecto al futuro inmediato y la esperanza de poder resurgir: “Lo vamos a seguir intentando. No podemos dejar de hacerlo. Es el trabajo de toda una vida”.

A medida que avancen las pericias, Maglietti espera que las autoridades esclarezcan las causas del incidente: “Nunca se vio imaginar que un accidente o alguna cuestión —eso lo van a determinar las pericias— que ocurriera a trescientos, cuatrocientos metros de su establecimiento, terminara afectándolo. Eso fue lo más… la impotencia de ver todo arder”.

De este modo, el testimonio de Alejandra Maglietti sintetiza una tragedia colectiva, en la que el esfuerzo, la resiliencia y los lazos comunitarios se vuelven el único pilar posible ante la adversidad. El llamado de la panelista es claro: “Hay que ponerle rostro a quienes sufren. No se trata solo de empresas, es la vida de familias enteras”.

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