La crecida del río Santa Lucía generó una situación de alarma entre las familias que residen en la ribera de la localidad de San Roque, provincia de Corrientes, donde el avance del agua obligó a varios habitantes a abandonar sus hogares.
El impacto de la inundación se reflejó en el número de familias afectadas: once grupos familiares que sufrieron las consecuencias del desborde. Aunque la mayoría de los damnificados optó por autoevacuarse y buscar refugio en casas de familiares, otras dos familias debieron ser trasladadas al galpón de la Asociación Vecinal de Saneamiento (AVESA), donde recibieron atención directa.
La respuesta ante la emergencia fue coordinada por el intendente electo Raúl Pelozo, quien, junto a personal del municipio, efectivos de la comisaría local, integrantes de AVESA y trabajadores del hospital de San Roque, organizaron la asistencia a los ciudadanos afectados.
En este contexto, el jefe comunal gestionó la entrega de colchones, módulos alimentarios y víveres secos, en colaboración con el área de Desarrollo Social de la Provincia, para garantizar el bienestar de quienes debieron dejar sus viviendas.

De acuerdo con la información publicada por Diario Época, la magnitud de la crecida quedó evidenciada en los registros pluviométricos, tras contabilizar un total de 35 mm de lluvia durante el 7 de noviembre. Esta precipitación contribuyó al aumento del caudal del río, cuyo nivel había comenzado a subir desde la semana pasada.
De hecho, el sábado se había reportado que el río se había desbordado producto de las lluvias ocurridas durante la madrugada. No obstante, en esa oportunidad, solo se había reportado una inundación en el camping municipal, ubicado en el Parque Municipal Costa del Sol.
Por el momento, las tareas de asistencia continúan en San Roque, donde el trabajo conjunto de las autoridades municipales, fuerzas de seguridad, organizaciones vecinales y personal sanitario busca mitigar los efectos del temporal y brindar apoyo a los vecinos que enfrentan las consecuencias de la inundación.
Continúa la emergencia hídrica en San Luis del Palmar
El lento descenso del nivel del agua en la localidad de San Luis del Palmar trajo un respiro a la población, aunque la emergencia hídrica persiste y mantiene a más de un centenar de personas fuera de sus hogares. El riachuelo local, que días atrás alcanzó los 4,08 metros, descendió a 3,86 metros, una baja que, si bien resulta alentadora, todavía no permite el regreso de las familias desplazadas.
En los centros de evacuación habilitados por las autoridades municipales, la mayoría de los alojados son niños y adolescentes, quienes representan más del 60% del total, según confirmó la doctora Silvina Galarza, directora del Centro Integrador Comunitario.
“Estamos recorriendo los refugios para garantizar controles médicos, vacunación y entrega de medicamentos”, afirmó. Los refugios activos, el Polideportivo Municipal y el Salón de Extensión Áulica, ofrecen asistencia alimentaria, sanitaria y social, con especial atención a embarazadas y bebés para prevenir complicaciones de salud.
En paralelo, el descenso de las temperaturas y las condiciones de hacinamiento provocaron un aumento de enfermedades respiratorias, varicela y otras erupciones cutáneas, de acuerdo con los reportes de los equipos médicos. En este contexto, la atención sanitaria se intensificó para contener los brotes y proteger a los grupos más vulnerables.

El intendente René Buján explicó a Radionord que la baja del Riachuelo y del río San Pedro permite pensar en el retorno a casa, aunque aclaró que este proceso será gradual y estará bajo la supervisión de la Dirección de Bromatología. “Hay que desinfectar, limpiar, y muchas veces hacer pequeñas reparaciones como contrapisos o puertas nuevas”, detalló.
En cuanto a los daños, el jefe comunal precisó que las conocidas “casitas de colores” del barrio Tutuca, un conjunto de cien viviendas, no sufrieron afectaciones en esta ocasión. En contraste, barrios como Inmaculada, Cruz de los Milagros y Virgen del Rosario sí resultaron perjudicados. Actualmente, unas 30 familias permanecen en el Polideportivo, mientras que otras 15 optaron por autoevacuarse.
En la zona rural, más de 40 familias continúan aisladas por el agua, aunque sus viviendas no han sufrido daños directos. Para ellas, el municipio y organismos provinciales mantienen un operativo de asistencia que incluye la entrega de alimentos, agua potable, medicamentos y atención médica.
La subsecretaria de Gestión Sanitaria del Ministerio de Salud Pública, Silvina Vega Bajo, informó que los equipos de Desarrollo Social, Defensa Civil, Salud Municipal y el hospital local trabajan de manera coordinada en los centros de evacuación. También destacó la colaboración de vecinos y voluntarios, quienes aportaron donaciones de ropa, calzado, colchones y productos de higiene, fortaleciendo la respuesta ante la emergencia.
Aunque no se prevén lluvias de magnitud en los próximos días, la prioridad de las autoridades será asegurar condiciones seguras para el retorno. El Concejo Deliberante aprobó la declaración de emergencia hídrica, lo que permitió al municipio disponer de fondos para afrontar gastos extraordinarios vinculados a la asistencia.
De la misma manera, los equipos técnicos continúan monitoreando el comportamiento del agua, atentos a cada variación del nivel del riachuelo, con la expectativa de que el descenso se mantenga y permita iniciar el retorno progresivo a la normalidad.



