Por agua y por tierra: la Floralis Genérica recuperó su primer pétalo y avanza en su restauración

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La llegada del primer pétalo a la Ciudad de Buenos Aires.

El regreso del primer pétalo restaurado a la Floralis Genérica marcó un hito en el proceso de recuperación de la emblemática escultura porteña, tras una travesía de 150 kilómetros por el río Paraná y una compleja operación logística que combinó transporte fluvial y terrestre. El megaoperativo, ejecutado este fin de semana, permitió que la pieza de más de tres toneladas de aluminio y acero volviera a integrarse a la estructura principal en la Plaza de las Naciones Unidas, en el barrio de Recoleta.

La restauración de la Floralis Genérica se tornó indispensable luego del colapso de dos de sus pétalos, provocado por el fuerte temporal del 17 de diciembre de 2023. Desde entonces, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires emprendió un trabajo integral de recuperación estructural, que incluyó la aplicación de técnicas propias de la industria aeroespacial.

El proceso contempló la apertura de una licitación en octubre de 2024 y el traslado de los pétalos dañados en enero de 2025 a una planta industrial en Baradero, donde se ejecutaron las tareas de reparación.

El megaoperativo de traslado

La planta industrial de Baradero, donde se ejecutaron las tareas de reparación.

El operativo de traslado del primer pétalo restaurado comenzó en la planta industrial de dicha localidad bonaerense, donde la pieza fue izada con una grúa de gran porte y cargada sobre un camión carretón especialmente diseñado para soportar su peso y dimensiones. Posteriormente, el pétalo fue llevado al puerto local, donde se embarcó en una barcaza para iniciar su recorrido fluvial por el río Paraná. El trayecto culminó en el Puerto de Buenos Aires, luego de más de 150 kilómetros de navegación, donde una nueva grúa descargó la pieza y la colocó sobre otro camión carretón para cubrir el tramo final por tierra.

La llegada del pétalo a la Plaza de las Naciones Unidas se realizó durante la madrugada, aprovechando las condiciones de tránsito favorables. La operación requirió una coordinación precisa entre diversos organismos técnicos e institucionales, e incluyó intervenciones puntuales como cortes temporales de cartelería, giros de semáforos y señalética vial, podas de ramas, elevaciones de cables y la construcción de un camino doble de madera sobre la plaza para facilitar el acceso del carretón. Una vez completado el traslado terrestre, se procedió al montaje del pétalo restaurado en el tallo de la escultura.

El jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, subrayó el valor simbólico de la obra: “La Floralis genérica representa mucho más que una escultura monumental de 18 toneladas de acero y aluminio. Es un verdadero ícono de nuestra identidad y estamos orgullosos porque gracias a un intenso trabajo volvemos a verla brillar”.

La barcaza sobre el río Paraná, donde el pétalo inició su recorrido fluvial.

Por su parte, el ministro de Espacio Público e Higiene Urbana, Ignacio Baistrocchi, destacó la magnitud del desafío logístico y la importancia simbólica de la obra: “Cada paso de este operativo refleja el trabajo minucioso que venimos haciendo desde hace meses para devolverle a la Ciudad uno de sus íconos. Trasladar una pieza de esta magnitud es resultado de semanas de planificación y coordinación. Estamos en la etapa final de un proceso que tiene como objetivo que la Floralis vuelva a brillar como símbolo del patrimonio y la identidad porteña”.

La restauración de la Floralis Genérica, creada y donada por el arquitecto argentino Eduardo Catalano e inaugurada en 2002, implicó un proceso técnico de alta complejidad. La escultura, reconocida por sus seis pétalos de acero inoxidable y aluminio, alcanza más de 20 metros de altura y pesa en total 18 toneladas. Tras el temporal, los pétalos dañados fueron inicialmente resguardados en el predio de Infractores de Tránsito, ubicado detrás de la Facultad de Derecho, cerca de la plaza donde se emplaza la obra.

Los trabajos para su restauración

La colocación del pétalo incluyó trabajos y coordinación muy rigurosos.

En la planta industrial de Baradero, los trabajos comenzaron con el montaje de los pétalos sobre cunas de hierro, el desmontaje de los paneles de recubrimiento de aluminio y la remoción de largueros y costillas de acero dañadas, incluidas estructuras agregadas en reparaciones previas.

Luego, se realizó una limpieza y arenado para eliminar óxido, corrosión e impurezas de la superficie metálica. Posteriormente, se aplicaron “ensayos de materiales no destructivos”, técnicas propias de las industrias aeroespacial y automotriz, que permitieron evaluar el estado de las piezas sin dañarlas. Entre estas pruebas se incluyeron inspecciones ópticas, el método de corrientes parásitas para detectar defectos internos y la técnica de líquidos penetrantes para identificar discontinuidades superficiales.

Con los resultados de estas evaluaciones, se avanzó en ensayos de cálculo, verificaciones a vientos y modelado en 3D para proyectar el comportamiento estructural de la intervención. Este trabajo permitió fabricar nuevas piezas y verificar los componentes originales, iniciando el rearmado de los pétalos con largueros, costillas y refuerzos. Las uniones se realizaron mediante bulones especiales, utilizados en aeronaves y componentes aeroespaciales por su alta resistencia a la tracción y la fatiga, y por ofrecer un ensamblaje preciso que minimiza el riesgo de aflojamiento por vibraciones.

La partida del pétalo desde Baradero hacia la Ciudad de Buenos Aires.

El reemplazo de las chapas de recubrimiento de aluminio se efectuó fijándolas a las platabandas con remaches de acero inoxidable. Además, se evaluaron las articulaciones que vinculan los pétalos con la raíz de la escultura. Una vez completada la restauración, se organizó el traslado del primer pétalo de regreso a la Ciudad de Buenos Aires y su instalación en la estructura principal.

Se prevé que el segundo pétalo restaurado realice una travesía similar durante el mes de noviembre, siempre que las condiciones climáticas lo permitan. De este modo, la Floralis Genérica volverá a estar completa y restaurada, recuperando su lugar como símbolo del patrimonio y la identidad de la ciudad.