Los documentos que explican cómo se planificó el operativo de seguridad para el partido en Avellaneda y la advertencia sobre la tribuna del conflicto

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Una de las peores imágenes que dejó la barbarie ocurrida en Avellaneda. Un simpatizante de la U de Chile antes de caer al vacío, hostigado por barras de Independiente (Foto REUTERS/Facundo Morales)

El operativo policial falló. Las imágenes de las agresiones constantes de los hinchas de Universidad de Chile durante más de una hora ante los desprotegidos fanáticos de Independiente ubicados debajo de la Pavoni alta no dejan lugar a dudas. Tampoco las penosas escenas de la barra del rojo irrumpiendo en la tribuna visitante para hacer “justicia por mano propia”, dejando imágenes dantescas, que incluyeron desde palazos en la cabeza a los seguidores de la U hasta un ritual denigrante que consistió en desnudarlos en plena tribuna.

El escandaloso capítulo de violencia, que se extendió por casi dos horas sin acción de las fuerzas de seguridad, planteó una serie de preguntas sobre la planificación que se realizó con el fin de evitar estas secuencias.

Infobae consiguió los documentos que fueron presentados en la reunión de seguridad previa al partido. Allí se advierte que el aforo habilitado en el Estadio Libertadores de América-Ricardo Enrique Bochini es de 45.187 personas, con 3620 lugares destinados al público visitante para este juego de vuelta de los octavos de final.

En uno de los dos informes, se especifica que el oficial de seguridad de la Conmebol advirtió horas antes del choque que no era recomendable la distribución designada para la parcialidad visitante. Esta iba a ser ubicada en el sector sur alto y en la zona inferior de esa tribuna iba a estar una parte de la afición local.

El documento al que accedió este medio refleja la advertencia realizada por el hombre de Conmebol. “Durante la reunión previa se planteó la conveniencia de que no hubiera público en la tribuna inferior; sin embargo, se informó que esa localidad ya se encontraba vendida. Como medida preventiva, se dispuso que en la tribuna visitante se ubique personal de la Policía y seguridad privada con el fin de evitar que los hinchas visitantes arrojen elementos o generen algún tipo de desorden contra el público local”.

Los papeles no dejan dudas: las autoridades deportivas habían hecho hincapié en esa zona del estadio como potencialmente peligrosa, pero los efectivos policiales no estuvieron ni para contener la agresividad de los fanáticos del equipo chileno ni para evitar que luego los barras locales tomen represalias ante la ausencia de uniformados.

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