Kazuyoshi Miura, el futbolista de 58 años que desafía el tiempo y la longevidad: “No tengo motivos para dejar de jugar”

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Miura fue protagonista central del crecimiento del fútbol japonés en los años 90s: MVP de la temporada inaugural de la J-League en 1993 y primer japonés elegido Futbolista Asiático del Año (REUTERS)

Kazuyoshi Miura, a los 58 años, sigue encontrando motivos para mantener la pasión por el fútbol. En una entrevista con el canal de YouTube Pro:Direct Soccer fue consultado sobre la razón que lo impulsa a continuar y el delantero japonés fue categórico: “No tengo motivos para dejar de jugar. Sigo entrenando cada día porque de verdad quiero mejorar”.

Desde la infancia, su entorno y su familia estuvieron ligados al fútbol. “Toda mi familia y mi entorno estaba ligado al fútbol. Desde que tengo memoria, incluso cuando tenía tres o cuatro años ya hay fotos en las que estoy con una pelota”, relató Miura.

Los años escolares consolidaron esa pasión: “Al comenzar la escuela primaria, empecé a practicar más en serio. Recuerdo copiar las habilidades de los mayores, de mis compañeros más experimentados o incluso de mi hermano mayor. Siempre admiré a esos jugadores a los que quería parecerme”, afirmó el japonés.

Influencia sudamericana y formación en Brasil

La huella del fútbol brasileño marcó la infancia de Miura de manera decisiva. Él considera que el impacto de Brasil fue determinante en su vida. Recordó que su padre llevó una cámara para grabar partidos del Mundial de 1970 y, aunque era muy pequeño para recordarlo, el ambiente lo marcó profundamente. “Aquellas imágenes, y la figura de Pelé, dejaron una huella inconsciente en mí”, reconoció Miura.

Miura debutó con la selección japonesa en 1990 y marcó más de 50 goles en 89 partidos, consolidándose como una de las grandes figuras del fútbol nipón (Captura de video: YouTube)

Su tío, quien fue entrenador y figura fundamental en su desarrollo, impartía una enseñanza muy personal y técnica, enfocada en el desarrollo individual y el control del balón. “Fue una educación futbolística muy personal, muy centrada en la técnica”, explicó.

Aquella admiración por el estilo sudamericano determinó su decisión de mudarse a Brasil siendo adolescente. Llegó con una visa deportiva e ingresó en el sistema juvenil de un club en São Paulo, donde vivió y jugó durante un año. Según relató, la asociación atlética lo recomendó al club, que lo apoyó con hospedaje y alimentación. La adaptación, sin embargo, no fue sencilla.

Antes de irme no sentía miedo, pensaba que podría adaptarme a la comida, al idioma, a todo. Pero una vez allí, la diferencia de nivel fue abismal. Me di cuenta de que mis compañeros superaban mucho mis capacidades y que, para poder ser profesional, tenía que competir con ellos y superarlos”, admitió Miura.

Desafíos internacionales y disciplina diaria

Más allá de las dificultades culturales y logísticas que implicaba jugar en el exterior, Miura subrayó el contraste entre su experiencia formativa y el presente hiperconectado. Recordó que en los años 80s la distancia se vivía de otra manera: la comunicación con su familia dependía de cartas que tardaban semanas en llegar, muy lejos de la inmediatez que hoy ofrecen los teléfonos y las redes sociales.

Sin embargo, aclaró que esas limitaciones nunca fueron el mayor obstáculo. El japonés creía que los desafíos decisivos siempre estuvieron dentro del campo de juego: “El no poder jugar, el sentir que no alcanzaba el nivel, eso era lo que realmente me frustraba y sigue siendo lo que más me pesa”.

En cuanto a su rutina, describió una disciplina constante. Desayuna entre las 6:30 y las 7, luego asiste al entrenamiento del equipo a las 9 y termina a las 11. Después de comer y descansar un poco, a veces acude al gimnasio por la tarde y dedica tiempo a la recuperación.

Cuenta con un grupo de cuatro chefs, un nutricionista y un entrenador que supervisa su estado físico. “Para mí no es un sacrificio porque hago lo que me gusta. Los cuidados diarios, el trabajo físico, la alimentación, todo forma parte de seguir creciendo y poder competir”, resaltó el futbolista con más de 40 temporadas jugadas.

Legado y presente de una carrera única

Al reflexionar sobre el fútbol japonés actual y su legado, sostuvo que no se puede comparar su época con la actual y considera que el fútbol japonés está cada vez más cerca de los estándares mundiales. Cuando él jugaba, el objetivo era ganar en Asia; ahora los jóvenes aspiran a triunfar en la Copa del Mundo. Señaló que hoy hay futbolistas japoneses en las mejores ligas del mundo y que verlos destacar en clubes como el Liverpool era impensable en su tiempo.

El delantero japonés, en la última temporada, disputó siete encuentros con el Atlético Suzuka (AP)

Admitió que la clave para permanecer en la élite trasciende lo físico: “Lo que me mantiene es el deseo de seguir creciendo; siempre quiero ser mejor. A pesar de competir con jugadores de 20 o 30 años, aún encuentro aspectos técnicos que me funcionan, pero también reconozco que el cuerpo tiene sus límites. Lucho contra ello, pero mi motivación principal sigue siendo mejorar”.

Un 2026 más en cancha: el tiempo no alcanza a Kazuyoshi Miura

La carrera de Miura no se mide en temporadas, sino en décadas. Su historia profesional comenzó en 1986, cuando debutó en el Santos de Brasil, el club que simboliza el legado de Pelé, y desde entonces se transformó en una rareza sin precedentes en el fútbol moderno.

A los 20 años fue un aprendiz del jogo bonito en Sudamérica; a los 30, el gran ídolo de la naciente J-League; a los 40, un delantero vigente cuando muchos de sus contemporáneos ya habían colgado los botines. A los 50, rompió el récord de Stanley Matthews como el goleador más longevo del fútbol profesional.

Lejos de detenerse, Miura se prepara ahora para extender su carrera al menos hasta 2026. Con 59 años, volverá a competir oficialmente al sumarse al Fukushima United, equipo de la Tercera División japonesa (J3), en lo que será su 41ª temporada consecutiva como futbolista profesional.