
La decisión ampara a las empresas que atienden al público y desempeñan actividades creativas para negarse a prestar un servicio contrario a sus valores. El tribunal le dio la razón a una diseñadora gráfica que se negó a crear sitios de internet para matrimonios igualitarios.
La decisión ampara a las empresas que atienden al público y desempeñan actividades creativas para negarse a prestar un servicio contrario a sus valores. El tribunal le dio la razón a una diseñadora gráfica que se negó a crear sitios de internet para matrimonios igualitarios.